Hoy vamos a preparar unas ricas
rosquillas de calabaza, que están muy esponjosas y tienen una textura
extraordinaria. Como veréis es una receta muy sencilla, prácticamente es
mezclar todos los ingredientes. La receta la he sacado del blog (http://www.aprendecocina.net/), un
blog que os recomiendo que visitéis pues está lleno de recetas muy buenas y fáciles
de preparar. Yo lo único que he hecho ha sido cambiar, las cantidades de alguno
de los ingredientes. Como ya os digo en la receta, para darle forma a las
rosquillas, lo mejor es humedecer un poco las manos con aceite, de esta forma
no tendréis ningún problema. Espero que las preparéis y os guste tanto como a mí.
INGREDIENTES:
- 325 g Calabaza (cocida y
escurrida)
- 500
g Harina
- 22
g Levadura de panadería (4 sobres)
- 125 ml Agua (tibia)
- 3 Cucharadas de azúcar
- 1
Cucharada de anís en semillas
- 1 Cucharada rasa de sal
- Aceite de girasol (para freírlas)
- Azúcar para rebozarlas
PREPARACIÓN:
Lo primero que hacemos es pelar, despepitar
y trocear la calabaza. Una vez partida ponemos un poco de agua en una cacerola,
añadimos la calabaza y cocemos, durante aproximadamente 15 minutos, dependiendo
del tamaño que hayamos partido los trozos. Cuando este la calabaza cocina la ponemos
a escurrir en un colador, aplastándola un poco con el reverso de una cuchara,
para procurar que suelte todo el agua posible. A continuación ponemos en el
vaso de la batidora la calabaza escurrida y trituramos bien con ayuda de la
batidora.
Seguidamente disolvemos los 22 g de levadura (4 sobres) en los 125 ml
de agua tibia (el agua no tiene que estar caliente, pues entonces la levadura
se estropeara y no hará su función). En las imágenes podréis ver el tipo de
levadura que he utilizado, está a la venta en todos los súper.
Seguidamente ponemos en un bol (amplio), la calabaza, las 3
cucharadas de azúcar, la cucharada de sal, la cucharada de anís en semillas y
por último el agua con la levadura disuelta. Con ayuda de un tenedor u espátula
mezclamos bien todos los ingredientes.
A continuación vamos añadiendo los 500 g
de harina poco a poco y seguimos mezclando, con ayuda de un tenedor. Una vez
que hayamos incorporado toda la harina, veremos que tenemos una masa homogénea.
Tapamos el bol con un paño de cocina y dejamos reposar unos 40 o 50 minutos.
Pasado este tiempo veremos que la masa ha fermentado y aumentado de volumen.
Seguidamente añadimos en una sartén bastante
aceite de girasol y la llevamos al fuego, una vez que el aceite este caliente,
empezamos a freír las rosquillas por los dos lados. Para darles forma a
nuestras rosquillas y que no se nos pegue la masa en las manos, nos mojamos las
manos bien limpias, con un poco de aceite de girasol, formamos una bola con un
poquito de masa, y con los dedos les hacemos un agujero, estirando un poquito.
Según
las vamos friendo las dejamos sobre, en un plato con un poco papel de cocina,
para que escurran el exceso de aceite. Ponemos un poco de azúcar en un plato y
estando aun calientes las rosquillas, las vamos rebozando en el azúcar.
Con
esto solo nos queda disfrutar de estas estupendas rosquillas de calabaza.